martes, septiembre 06, 2016

..A 20 días



El budismo dice "No es lo mismo hablar del camino, que recorrerlo". Por ende, no es igual decir que un día te vas..a tomar la decisión de irte.
Pero, despedirse de tu país resulta una experiencia totalmente distinta a otras separaciones anteriores ¿Quien no ha perdido a un ser querido, a una pareja o ha dejado un trabajo?...pero esto es otro nivel (diría mi hijo). La mezcla de emociones que se agolpan es un coctel indescriptible...
Cuando dejas un trabajo, o finaliza una relación sentimental, queda un dolor, se procesa un duelo y cada quien se va con salpicaduras de rabia, de culpa o de ambas mixturas. Después el maestro del tiempo cicatriza y la vida sigue...siempre sigue.
 Dejar el país es otra cosa, es un hueco diferente. Es un vacío, con muchas preguntas, sin respuestas, con muchas razones que son válidas para ti y que son tonterías para otros. Recuerda que en una separación están dos partes: los involucrados y los mirones...que no saben nada, pero opinan mucho...
Dejar el país, es ambivalente y contradictorio. Por una parte, una mezcla de libertad y posibilidades, y por otra, la sensación de dejar pedacitos de tí. Como quien transporta agua en un balde con huequitos : avanzas, pero algo se va perdiendo.
Dejar el país, es confuso por la necesidad de defender a los tuyos y velar por ellos...y al mismo tiempo separarte de otros que decidieron esperar, confiar, resistir...no sé cual es el mejor verbo.
Dejar el país se convierte en un mal necesario, en la última táctica de repliegue en el campo de batalla. No es una retirada, siempre será un repliegue. Una jugada que preserva la integridad cuando ésta ha sido vulnerada por tanta amenaza, por tanta impunidad...tanto muerto y tanta bala.
Dejar el país es una ironía, como cuando te separas de quien mas quieres, por circunstancias, por entornos, por ausencia de recursos...pero no por rabia, ni por desamor...Ya lo hemos vivido...esto también pasará. Todo pasa..

Así, a 20 días me imagino que será decirte adiós Venezuela...

lunes, septiembre 05, 2016


...Cuenta la leyenda que un día, aquel hombre amaneció distinto. Sintiéndose diferente. Una sensación nueva, como de plenitud.

 Había estado esperado tantos años por una señal que lo motorizara...que a veces olvidaba lo que estaba esperando. Era un hombre de Fe, y tenía la certeza que TODO se resolvería..lo que ignoraba era CUANDO ocurriría. Mientras tanto, aquel dolor de espalda era su perenne compañero...

Sus últimos años habían sido de resistencia,  de trabajo, tiempos bizarros donde se admiraba al delincuente y la impunidad reinaba. Algunos se iban buscando nuevos horizontes, otros eran expertos justificando aquel caos creciente, pero este hombre prefirió creer en los cambios venideros. Años de paciencia, y cuando la ira lo desbordaba entonces alguien le recordaba que debía seguir esperando..que todo estaba en manos de Dios...esperar...sin aspirar. Siempre con aquel dolor de espalda...
Pero aquella mañana todo había cambiado..al levantarse decidió no caminar encorvado y cuando logró estirar su espalda venciendo su dolor, éste desapareció, mostrando unas enormes alas.

Comprendió de pronto que aquel dolor que lo había torturado tantos años era el proceso necesario para que las alas se desarrollaran..Ahora, el dolor tenía un propósito y un significado: Volar...

Se asomó a la ventana, batió las alas y conteniendo la respiración se lanzó al vacío.....sin dudas, con la convicción de estar diseñado para ello.

Se fue volando entre las nubes y el humo de la ciudad...Los incrédulos y los pesimistas le gritaban que eso era imposible...que él no podía volar y aunque le veían alejarse seguían gritando: "Debes esperar...esperar por el cambio...esperar..."

Así, cuenta la leyenda que el dolor es un maestro,,,y que cuando tenemos una INTENCION y un PROPÓSITO definido todo se armoniza, y hasta lo mas tortuoso será comprendido...