viernes, diciembre 02, 2016

Hablar mucho y Hacer nada...


Dice aquel refrán: "No es lo mismo llamar al diablo, que verlo venir". Algo así a que es muy distinto buscar el conflicto a que éste te aparezca de pronto. También el refrán aduce a la diferencia que existe entre teorizar y opinar (desde lejos) con respecto a "resolver y accionar" (desde cerca). 

Cuando vemos un partido de fútbol -por citar un ejemplo- en televisión, o desde las cómodas gradas de un estadio, seguramente hacemos opiniones de tal o cual jugada, de lo que tenía que haber hecho aquel jugador, somos críticos implacables de los demás, reclamamos que el equipo corra más rápido, que defienda mejor, que controle todos los balones. Pedimos más del portero, del defensa, hasta del mismo árbitro. jugamos a ser jueces del juez. Árbitros del árbitro...

Definitivamente, el juego no se percibe igual desde las gradas que desde el campo.

Esta posición ante la vida se extrapola a todos los campos (no me refiero a los de fútbol). es decir, al ámbito laboral, familiar, de pareja y al intrapersonal. Esos contextos donde estamos mas pendientes del error ajeno que del propio.

 Este rol de jueces, de dueños de la verdad, de expertos y sabios del proceso ajeno, nos ha hecho mucho daño. Se ha magnificado la soberbia de creernos con derecho a juzgar todo y a todos, apartando la mirada del único punto focal que realmente merece toda nuestra atención: Sobre nosotros mismos.

Al final, la vida es como una suerte de marea, la cual nos devuelve todo lo que arrojamos al mar. Más pronto que tarde nos encontraremos con todo aquello que criticamos y juzgamos de los otros...que en realidad siempre fueron "fragmentos negados" de nosotros mismos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario